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sábado, 28 de marzo de 2015

Todos deberíamos ser Javier Cintora... pero no lo somos

Desde que saltó la noticia de la destitución del periodista Javier Cintora del programa Las mañanas de cuatro, las muestras de solidaridad en las redes sociales por tal atropello se han multiplicado, inundando twitter con el hastag #BoicotAMediaset. Mediaset ha explicado mediante un comunicado sus motivos para tal acción, que los podríamos resumir en falta de objetividad por parte del periodista, que por otra parte siempre ha tenido la misma trayectoria desde que comenzó a conducir el programa en mayo del 2013.
No pretendo hacer un alegato en defensa de Javier Cintora, y ni siquiera voy a entrar a analizar las razones de Mediaset para esa destitución. Me gustaría hablar acerca de las reacciones en la sociedad por dicha acción. 
El hecho que haya coincidido simultáneamente la aprobación de la llamada ley mordaza con algunas sustituciones en medios de comunicaciones de periodistas, digamos con pensamiento propio, hace que los peores augurios de falta de democracia se estén confirmando. Es gracioso que el partido gubernamental se cierre en banda a realizar modificaciones de la constitución para apoyar la diversidad entre pueblos, aduciendo que nuestra democracia es modélica, pero que por otro lado aproveche cada semana para legislar en la línea de reducir cada vez más nuestro derecho a expresarnos.

Una imagen vale más que 1000 palabras

El problema no es que el PP muestre su cara, ya que es conocido que en general no acepta de buen grado que se opine en su contra, el problema es que entre sus principales acólitos se encuentren personas que se llaman periodistas. El hecho que quiten a un periodista de su puesto de trabajo por opinar, sin insultar, en una línea diferente al poder, debería hacer que automáticamente todos aquellos que se llaman periodistas enarbolaran como suya la bandera de la defensa de la pluralidad. Pero no, como mucho se pueden ver apoyos personales a Javier Cintora, e incluso a periodistas afines al PP justificando la decisión porque efectivamente, se trata de un periodista poco objetivo. El problema no es que sea poco objetivo, el problema es que opina diferente a la línea del PP. 

Los periodistas se llenan la boca de la libertad de opinión, pero no son capaces de apoyar en bloque a un compañero cuando le echan por ejercer precisamente esa libertad. A mi me da vergüenza que una profesión tan maravillosa con el periodismo tenga a representantes tan rastreros y poco solidarios ante un ataque tan flagrante a la libertad de expresión. Lamentable que a día de hoy no haya 24 horas de silencio por parte de todos los periodistas de este país. Pierden una gran oportunidad de elegir dignidad en lugar de cobardía. La realidad es que todos deberíamos ser Javier Cintora, pero no los somos, y desgraciadamente donde hay muchas bajas es entre sus compañeros de profesión

Con políticos como los que tenemos, y con medios de comunicación como los que tenemos, este país cada vez se sumergirá en referentes tan didácticos como Belén Esteban. Será que es lo que nos merecemos.

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