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sábado, 23 de enero de 2016

Pedro y Pablo no pueden fallar a la izquierda

El paisaje que ha dejado las elecciones del 20D está terminando de definirse en estos días de enero. El triunfo del Partido Popular se antojaba pírrico, porque las alianzas naturales difícilmente le daban unas matemáticas favorables. Con el paso de los días se confirmaba este aspecto. La firmeza del líder del PSOE, Pedro Sánchez, en decir que bajo ningún concepto pactaría con el PP, iba calando, sobre todo entre Podemos, los cuales desde el primer día se llenaban la boca de decir que los de la rosa pactarían seguro con el PP.

La votación de los españoles dejó en un lugar secundario a uno de los que más querían aparecer en la foto, Albert Rivera. Su suma, tanto con el PP o con el PSOE, no daban un número suficiente para dar una sólida mayoría, y pese a sus locas ganas de ser decisivo, se quedó en un papel de segundón cada vez más desenmascarado de su falso centrismo.

Los días iban pasando, y llegaron las reuniones para decidir la investidura con Felipe VI. El PSOE fue ganando credibilidad, tanto que hasta a nivel interno los barones y baronesa tuvieron que modular su rancio mensaje. La cerrada oposición a pactar con Podemos se tornó en un podemos hablar siempre que la línea roja del referendum por Catalunya no exista.

Y llegó el 22 de enero. Ese día Felipe VI veía a los primeros espadas. Tras la entrevista con Pablo Iglesias saltó la noticia a la manera como hace las cosas el líder de Podemos. Pablo, en contra de lo que había dicho en los dos últimos años, ofreció un pacto al PSOE, a su manera, claro, perdonando la vida al PSOE. Le guste o no, el PSOE sacó más votos y más escaños que ellos, parece que eso no lo acaba de digerir.

La pareja de moda. Foto: haffingonpost.es

Ante ese ofrecimiento, Pedro Sánchez reaccionó con una positiva prudencia, y Rajoy reaccionó con una cobardía calculada. El líder del PP tenía claro que no podía ganar en la situación actual, pero ante la división interna del PSOE decidió quemar las naves. Renunció a la investidura, ya que así ponía a Sánchez en la tesitura de descubrir sus cartas, y así cabía la posibilidad que los propios líderes del PSOE bombardearan el acuerdo con Iglesias, y ellos mismos le dieran la cabeza del candidato y a su vez el gobierno del país al partido popular.

Llegados a este punto, y sin escuchar los cantos de sirena de todos los sitios, incluida la penosa prensa de este país, la situación es única para conseguir con que tantos anhelamos: la unión de la izquierda. Ahora se trata de no tener en cuenta las poses prepotentes de Pablo, ni la falta de ímpetu de Pedro. Tampoco hay que tener en cuenta la sospechosa derechización de algunos políticos que se llaman socialistas, no, lo importante es el pueblo, y el pueblo ha hablado. El pueblo español ha dicho que quiere una sociedad digna, sin recortes sociales y eso solo se puede conseguir con una gobierno de izquierdas.

El único que lo ha entendido claramente el mensaje desde el principio es Alberto Garzón, que no por tener menos escaños es menos importante. Lo importante es el proyecto, no los cargos. Pedro y Pablo tienen que engullirse su enorme ego, sobre todo el de Podemos, así como las siglas de los partidos. Lo importante es el pueblo y su dignidad, y lo de menos lo demás, pero la gente de izquierdas queremos, exigimos, un acuerdo de todas las fuerzas de izquierdas. Si esto no se produce, será un fracaso de todos, por mucho que Pablo Iglesias le pasa la responsabilidad al PSOE. 

La gente de izquierdas no perdonaríamos la falta de acuerdo

Las personas que creemos que aun existe diferencia entre ser de izquierda o derecha no perdonaremos que no se consiga un acuerdo. Que no me vendan milongas, tan culpables serán unos como otros si no se llega a un acuerdo, por lo que más vale que aprendan del talante de Garzón, se envainen sus deseos de poder y piensen desde el primer momento en el pueblo. Pedro, escucha a Pablo, y Pablo, no exijas nada antes de negociar y piensa en el bien general. Gracias Alberto, por entender que quiere la gente de izquierda.