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domingo, 5 de noviembre de 2017

Catalunya necesita un nuevo proyecto real

En un mes y medio habrá nuevas elecciones catalanas. Todavía no se sabe las coaliciones finales, con lo que no se sabe aun si habrá una lista unitaria "nacional". A ERC le da una pereza enorme hacer la segunda versión de JuntsxSi, pero como es una petición cada vez más generalizada entre el votante independentista, es probable que se doblegue a ello. Con la CUP es más difícil hacer una previsión, pero seguro que no defraudarán.

En el lado no independentista tres partidos tienen su posición bien definida, y la coalición Colau-Iglesias tienen clara su diana, PSOE-PSC. Es ahí donde pueden rascar votos, ya que los votantes no independentistas de Ciudadanos y PP son fieles a morir. Es por ello que desde que Podemos existe, y veo que Colau sigue su camino, su objetivo es eliminar al PSOE, por mucho que digan con la boca pequeña que quieren unirse a ellos para desalojar a Rajoy. El movimiento se demuestra andando, no hablando. Colau no encontrará un aliado más fiel y trabajador que Collboni a nivel municipal,  y lo sabe, pero está dispuesto a sacrificarle para mantener ese liderazgo populista y que hasta los independentistas le vean con buenos ojos. 

La realidad, quieran o no reconocerla ambos bandos, es que el sector independentista y el no independentista están muy igualados y así podemos estar mucho tiempo hasta que ninguno de los dos ofrezcan algo más para que el grupo de votantes analíticos, no emocionales, que vean una ventaja en alguna propuesta. Ni uno ni otro bando ofrecen nada consistente, ha quedado claro lo vacío del proyecto independentista, ellos mismos han reconocido que no están preparados, y el otro bloque no tienen nada en común salvo que no quieren la independencia. El mejor político de todos es, en mi opinión, Miquel Iceta, y lo ha demostrado en estos días de crisis, con una capacidad de discurso y de intentar tender puentes con Puigdemont para evitar el 155 hasta el último segundo. Ha estado por encima de todos, incluso de Pedro Sánchez, que para mi gusto se ha quedado corto en el discurso de apoyo a Iceta y a Catalunya. La prudencia es una virtud, pero la cobardía es un defecto, y aunque muchos socialistas fuera de Catalunya estarán en desacuerdo conmigo, es mi humilde opinión. 

Iceta es quien puede abanderar ese discurso de nuevo proyecto diferenciar, pero todos los partidos, y digo todos, han hecho una campaña atroz contra él. Los votantes socialistas catalanes son pocos para darle mayoría y es por ello que se necesitan dos cosas para crear un nuevo proyecto diferencial: Un proyecto definido a nivel nacional que los catalanes lo vean con cara y ojos y alianzas con otros partidos. Lo primero es factible, el problema es lo segundo. El PSOE no puede, ni debe, pactar con el PP y Ciudadanos, con lo cual solo queda mirar a otros objetivos. Sí, ya sé que Podemos solo busca aniquilar al PSOE, es por ello que hay que cambiar el objetivo, no debe ser Iglesias, sino el votante de Podemos. Si Pedro Sánchez consigue darle forma a su discurso, podrá conseguir ese apoyo, y para ello debe demostrar enérgicamente que su único objetivo es desalojar a Rajoy. Y llámenme iluso, pero la manera es hacerle una moción de censura a Rajoy tras las elecciones catalanas, pero sin pactar con Podemos para dejarles en evidencia delante de sus votantes. Si Iglesias apoya, perfecto, pero si no lo hace, quedará patente que su discurso de desalojar a Rajoy es toda una mentira y muchos votantes de Podemos se darán cuenta del tema. 

Y a nivel catalán tendrá que buscar apoyos entre la derecha catalanista, que existe, pero que se ha visto arrastrada a una independencia que nunca fue el objetivo de la antigua Convergéncia. Quizás el objetivo a seguir será, a medio plazo, el proyecto de Santi Vila, pero todavía es pronto. 

Lo que está claro es que siguiendo como hasta ahora en Catalunya un bloque y otro, ni pueden ni deben imponer su criterio al otro, se necesita un nuevo proyecto que ilusione y pueda seducir al votante catalán analítico, aquel que vota al menos malo, a golpe de errores de unos y otros, pero dense prisas porque la caza del equidistante ya ha empezado hace tiempo, y dentro de Catalunya cada vez son menos los que pueden personificar ese proyecto que aglutine mayorías. 

Puigdemont e Iceta. Imagen: Ara.cat