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sábado, 2 de febrero de 2013

Como llevaría una empresa.

No soy empresario, pero si lo fuera comenzaria con una premisa general: la justicia. No es justo que en una empresa, ya sea pública o privada, tengan las mismas condiciones los que trabajan que los que no lo hacen. Estamos hartos de ver empresas con gente que hace su trabajo y el que no terminan otros, pero todos tienen las mismas condiciones, eso en el mejor de los casos. ¿Por qué si todos sabemos los buenos y los malos compañeros nos amparamos en el falso corporativismo?. Se debe premiar a los buenos trabajadores y a los malos, primero se les ha de dar la oportunidad de entrar en la buena dinámica y si no, ser valientes y enseñarles la puerta de salida. Ya está bien de echar siempre a los más nuevos o a los suplentes, se ha de echar al mal trabajador, y los sindicatos lo deben de apoyar siempre que esté bien documentado, y la manera de documentarlo es mediante informes objetivos de rendimiento. ¿Porque nos encontramos casos que según que persona falte no se sustituye, pero si falta otra es indispensable? Todos sabemos la respuesta.
Las razones de no echar al personal antiguo cuando éste no funciona son económicas, sale muy caro echarles. ¿No saldrá más rentable tener una plantilla ajustada con calidad, que sobredimensionada por derechos adquiridos?. Lo siento, pero nunca entenderé que para según que cosas tenga que primar porque sí la antigüedad, cuando no siempre los más antiguos son lo más y mejores trabajadores.
La justicia se tiene que aplicar a todo y a todos incluido el jefe. El jefe tiene que ser el más puntual y el más trabajador de la empresa y si no es así no sirve. Desgraciadamente no suele pasar.
También sería indispensable que el jefe sea cercano, tiene que ser el jefe de todos, y práctico. Las teorías de gestión son infinitas y sobre el papel todas salen, pero en la práctica las cosas se complican. Yo creo que la empresa es de todos y todos pueden y deben colaborar, y está bien fomentar eso mediante buzón de sugerencias o similar, pero al final el que tiene la última palabra es el jefe para lo bueno y para lo malo. Es mejor lamentar un mal paso que pasarse toda la vida preguntándose porque no he empezado a andar.
Sé que muchas cosas que he puesto los sindicalistas rancios de pro no me las tolerarian, pero estoy seguro que los buenos trabajadores estarían todos de acuerdo.

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