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jueves, 13 de agosto de 2015

¿Violencia de género? No, terrorismo machista

Basta ya de eufemismos, ni violencia de género, ni decir que las mujeres se mueren, estos son asesinatos y terrorismo machista puro y duro. Vergüenza profunda es lo que siento como hombre al ver como una sociedad que se califica de culta y moderna, es cómplice mirando hacia otro lado ante el asqueroso machismo que nos invade.

Desde el año 2003, primer año donde se realizan estadísticas oficiales sobre este tipo de crimen, son casi 800 las mujeres asesinadas. Por desgracia es probable que este número sea mayor, ya que hay muertes no esclarecidas, en parte por el encubrimiento de una buena parte de la sociedad. Este número es superior proporcionalmente a los 829 asesinatos atribuidos a ETA desde el año 1960 al 2010. Así como en el terrorismo no existe ninguna duda en que todos los partidos políticos han de ir a una para conseguir erradicar esa lacra, ¿por qué no ocurre lo mismo ante el terrorismo machista?

Este problema nace desde la cuna, cuando en muchas familias se potencia una superioridad del hombre hacía la mujer que da derecho a secuestrar lo más preciado que tiene una persona: la libertad. Es frecuente las parejas de jóvenes, casi niños, en las cuales el chico controla a la chica, ya sea espiando el móvil, o interrogándola acerca de lo que hace o deja de hacer cuando no están juntos. Esas actitudes son la semilla de futuros maltratadores. Este tipo de acciones son vistas por muchas personas, y no sólo hombres, como si la mujer fuera propiedad de su pareja. Esto ocurre en pleno siglo XXI. No son batallitas de nuestros abuelos, en aquellos tiempos donde el hombre era el jefe de la casa y eso le daba derecho a tratar a la mujer como un mueble más de la casa.

En la actualidad, pese al esfuerzo que hace la mujer para que se le trate como se merece, con igualdad, son mas que patentes los desequilibrios que hay en cualquier orden de la vida que revises: trabajo, educación, política, deporte...Esta desigualdad la mamamos desde pequeños porque se nos inculca, directa o indirectamente mediante una educación absolutamente sexista. La toleramos los hombres y de forma increíble muchas mujeres.

Hasta que todos los partidos políticos no se tomen en serio esta lacra no parará. Se necesita una profunda reforma de la educación de este país para que haya tolerancia cero desde pequeños, para que se informe de cuales son los primeros indicios en una relación que pueden desencadenar en violencia de género. Hay que incrementar el amparo de la mujer para que denuncie desde los primeros momentos que vea invadida su libertad. Tiene que existir un incremento de la seguridad que se da a todas las mujeres que hagan denuncias. Se tienen que incrementar la dureza de las penas a los hombres que se demuestra que acosan a las mujeres. Tienen que penarse a todas las personas que son cómplices de este delito, y son cómplices todas aquellas personas que lo saben y miran a otro lado. Se tiene que hacer publicidad de todos los hombres con denuncias probadas por acoso. Seguro que hay muchas más cosas que podemos hacer, pero entre todos debemos implantarlas.

Todo lo que hagamos es poco par terminar con este crimen que cada mes mata a muchas mujeres y que supone una de las vergüenzas más grande, si no la que más, que puede tener una sociedad. Tolerancia cero al machismo, a todos aquellos que se crean superiores a nadie por el hecho de tener unos órganos sexuales diferentes, porque realmente son ellos los que son inferiores a cucarachas. No quiero volver a sentir vergüenza de ser un hombre, luchemos contra ese terrorismo de una vez por todas.


sábado, 8 de agosto de 2015

¿Y la izquierda española como se posiciona delante del 27S?

A menos de dos meses de las elecciones catalanas del 27S la postura de la política española en general, y de la izquierda en particular, no se mueve un milímetro del discurso que son elecciones únicamente autonómicas y no son plebiscitarias. A mi me parece fenomenal que se crean ese discurso, pero da la casualidad que unos cuantos dicen lo contrario, con lo que la mayoría de los votantes iremos con la idea que nuestro voto puede ser decisivo para el futuro de Catalunya dentro o fuera de España. 
No voy a entrar en discusiones sobre si la mayoría sale en favor de la lista independentista se podría legalmente declarar la independencia de forma unilateral. Ni siquiera voy a entrar en discutir acerca de porqué Mas utiliza el tema de la independencia para tapar su política de recortes. Aunque no se lo crean Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Alberto Garzón y demás políticos nacionales, eso no es lo importante. Lo importante es que hay una mayoría de catalanes que queremos tener derecho a decidir sobre nuestro futuro, y que además muchos catalanes, no sé si la mayoría, quieren separarse de España. 

Mala solución tiene el problema con cada uno mirando para un lado

Los políticos de izquierda comienzan a darle vueltas al tema del modelo federal, de la indudable idiosincrasia del pueblo catalán y demás conjeturas, pero pocos se paran en una pregunta clave: ¿por qué quieren separarse de España? Si no sabes el porqué, no puedes dar argumentos y soluciones a que no ocurra. El argumento, probablemente legal, que el futuro de Catalunya tiene que ser votado por todo el estado es ilógico en circunstancias cotidianas. Cuando un joven se quiere ir de su casa, ¿se vota entre todos los miembros de la familia si se puede ir o no? No, se va porque se quiere ir, aunque el resto de miembros de la unidad familiar estén en contra. Seamos lógicos, no es normal que un problema como éste se simplifique con que todos debemos decidir sobre Catalunya. 
Además, por si no fuera poco con todo lo que ocurre en Catalunya, en el resto del estado existe un sentimiento generalizado anti catalán. Sinceramente no creo que esa posición, acentuada por la derecha cañí, ayude a que en Catalunya se quieran quedar en un entorno donde se percibe un tufo anticatalanista.
Es por todo esto que los políticos nacionales que son en teoría de izquierdas, de los de derecha no espero nada, deben de concentrar sus fuerzas, no en discutir las cuestiones legales de si Catalunya se puede o no independizar, sino en dar argumentos a los catalanes de como buscar un modelo que reconozca y respete su singularidad dentro de un marco conjunto. De paso no estaría de más en aconsejar al resto del estado que el camino para que Catalunya no se quiera ir no es decir que no os podéis ir porque no queremos, sino precisamente que el camino es decir no os vayáis porque os queremos. Sin este supuesto, no tendría lógica que Catalunya siguiera dentro de España.

Se quiere o no ver, es mucha la gente que quiere la Independencia